Lola García subraya la importancia y la estabilidad de la Ley Canaria de Educación frente a “la tumultuosa” normativa estatal
La diputada majorera del Grupo Nacionalista Canario, Lola García, subrayó hoy, la importancia del papel de la Ley Canaria de Educación como herramienta para “la búsqueda de estabilidad en el sistema educativo canario”, y así poder “aportar serenidad en el ámbito educativo local ante la tumultuosa legislación educativa estatal”.
Lola García detalló el recorrido que han tenido las distintas leyes estatales durante las cuatro últimas décadas, con siete leyes que se han ido sucediendo a medida que cambiaban los gobiernos estatales: “¿Se imaginan ustedes los cambios que han tenido que afrontar los docentes en este tiempo? ¿Saben las modificaciones que ha implicado en cuanto a la definición de objetivos, en la planificación de la actividad docente, evaluación, promoción y hasta en la impartición de contenidos?”, preguntó.
De entre estas siete leyes, se detuvo en la actual LOMCE, elaborada y aprobada en solitario por el PP en diciembre de 2013, pese a la firme oposición de la mayoría de entidades educativas y de las comunidades autónomas y que, por cierto, ya cuenta con el compromiso firme de su derogación tras las Elecciones Generales por parte de muchos partidos políticos, con lo que existen muchas probabilidades de que en un plazo relativamente breve de tiempo sumemos una octava Ley a este listado”, lamentó.
Lola García hizo estas manifestaciones durante la intervención que desarrolló en el marco de la comparecencia plenaria de la consejera de Educación y Universidades, Soledad Monzón, solicitada por el Grupo Nacionalista Canario para informar sobre las previsiones para el desarrollo de la Ley 6/2014, de 25 de junio, Canaria de Educación no Universitaria.
Durante su intervención se centró especialmente en el papel de los docentes, los alumnos y sus familias “que son los que a diario tienen que convivir con estos cambios, desde el otro lado del Boletín Oficial”. Defendió, en relación con el profesorado, la importancia de la formación, la vocación y la motivación, “y aquí, valorando el prestigio social y el respaldo a su labor profesional; pero también el compromiso de los docentes con la mejora del sistema educativo y con el progreso de su alumnado”.
Con respecto al alumnado, la necesidad de favorecer su participación en el proceso educativo. “Para ello hay que centrarse no sólo en los conocimientos, sino en la adquisición de recursos y destrezas para interpretar los conocimientos”.
En el ámbito de la familia, su participación en la vida escolar es imprescindible, “contribuyendo a acercarla a los centros educativos y facilitando la comunicación con el profesorado y el alumnado. Todo esto es determinante para el éxito educativo”.
Finalmente, con respecto a los centros educativos, consideró que “es imprescindible profundizar en la autonomía de los centros en el ámbito curricular, organizativo y de gestión. Sin olvidar, por supuesto, la mejora de las infraestructuras educativas”, terminó señalando.