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Opinión. Expertos en convivencia

Opinión. Expertos en convivencia

Cristina Valido

Cristina Valido García.-

Canarias es, desde hace años, un lugar de convivencia y multiculturalidad. Solo Tenerife, ya en 2019, contaba con población de más de 125 nacionalidades de los cinco continentes, y estoy segura de que otros muchos rincones del archipiélago comparten datos similares. Son muchos los barrios y escuelas en los que lo normal es no coincidir ni en la lengua ni en la raza. Lugares con iglesias y creencias distintas, con tradiciones, costumbres, olores y colores diversos pero con polideportivos y plazas de todos y para toda la ciudadanía, espacios compartidos, disfrutados a partes iguales por niños y niñas con hogares esencialmente distintos, pero hermanados en ellas igual que en las aulas en las que crecen, en igual condición y consideración.

Las diferencias solo han servido para enriquecer su aprendizaje, para ampliar la visión a las múltiples realidades del mundo en que vivimos y acercarles a él sin salir de la isla. Entre nuestros menores ninguno piensa tener más derecho que el otro sobre la tierra que pisan, ignoran que el lugar de nacimiento es un arma arrojadiza utilizada por los adultos de forma miserable, lo que sí saben es que tienen iguales sueños, deseos y preocupaciones. Canarias sabe que la diversidad cultural es riqueza y prosperidad, ha sido solidaria y emigrante, y quizá sea por nuestra tricontinentalidad cultural por lo que esta riqueza es más visible y valorada.Menores inmigrantes tutelados por el Gobierno de Canarias.

La historia prueba que nuestra interculturalidad y mestizaje  nos ha hecho como somos, que esta peculiaridad nos han construido, con luces y sombras, en la sociedad canaria que somos hoy, cosmopolita y abierta, amable, hospitalaria, extrovertida y novelera, y demuestra también que la xenofobia es una excepción que nos avergüenza, y que aunque parezca que son muchos, por la velocidad a la que se transmiten los bulos y prejuicios, o la ignorancia hábilmente manipulada, son una minoría a la que este pueblo no sigue, y si es necesario perseguirá.

Muchos hechos en estos meses dan buena cuenta de que en esta tierra sufrimos y mucho, por las terribles pérdidas en el mar en el trayecto de una ruta infernal, que no admitimos la estancia de tantas personas es espacios inhumanos que ni siquiera respetan los derechos humanos más elementales, y que son mucho más que cama y comida. No vamos a cesar en la denuncia por la inacción de España y Europa en este drama humanitario no sorpresivo, y por la retención a las personas convirtiendo el archipiélago en muro fronterizo, en un gigantesco y natural centro de retención de personas inmigrantes. Ni ellos ni nosotros podemos permitirlo. La responsabilidad y el origen de reacciones xenófobas no está en la gente de esta tierra, llena de paciencia, sino en la nula información y respeto que reciben, es la gota que derrama el hartazgo por otras muchas cosas, la culpa del cabreo es del desastre, descoordinación, abandono e impericia del Gobierno de España

La responsabilidad y el origen de reacciones xenófobas no está en la gente de esta tierra, llena de paciencia, sino en la nula información y respeto que reciben, es la gota que derrama el hartazgo por otras muchas cosas, la culpa del cabreo es del desastre, descoordinación, abandono e impericia del Gobierno de España al que le importa un higo lo que pase a 2.000 kilómetros del Congreso, mientras pase lejos, en geografía africana, y no interrumpa sus urgentes ocupaciones. Esta crisis humanitaria no está ni estará en la agenda política, ni en los medios estatales, o europeos, ni en la cabeza de sus señorías a los que cada semana escuchamos intervenir en tono airado sobre otras muchas cosas, ahora toca Cataluña y aguantar el pacto que permita seguir habitando La Moncloa y Galapagar, lo demás ya veremos cuando.

Las personas, movimientos y acciones solidarias con las personas inmigrantes son muchas más que aquellas de signo contrario que nos avergüenzan. Aunque muchas de estas noticias no trascienden, hemos visto a conciudadanos y conciudadanas acercarse a ayudar, a llevarles cargadores y teléfonos para contactar con sus familias y comunicar que siguen vivos, mantas, alimentos y útiles prácticos o ropa; lo hemos visto en todas las islas, les hemos visto manifestarse en su defensa y también lanzarse al mar cuando ha sido necesario.

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