Opinión. Fuerteventura, isla y familia
Mario Cabrera.-
Desde nuestro partido apoyamos todas y cada una de las medidas que las distintas instituciones están tomando para combatir la extensión del Coronavirus. Y las que se apliquen a partir de ahora, también. Todas.
Este es el momento de la unidad y de aportar en positivo.
Nadie tiene la solución perfecta y todo el mundo, en el ámbito de sus competencias, está intentando hacer lo mejor posible.
Seguro que se han cometido errores, que incluso ahora son hasta contraproducentes. Pero entendemos que siempre se actúa buscando lo mejor. No es tiempo para discrepar.
En esta línea constructiva, también nosotros desde CC-PNC-AHI, desde Coalición Canaria, desde AM-CC, estamos aportando propuestas en todas las instituciones con el ánimo de ayudar.
Son, por un lado, iniciativas que creemos necesario aplicar de forma inmediata ante la extensión de esta infección. Porque nos preocupa mucho que los grupos sociales más sensibles se vean ahora especialmente perjudicados.
Pensamos de los mayores que viven solos, y que se encuentran con problemas hasta para acceder a un supermercado donde comprar sus alimentos. Por no decir de los que requieren de atención especial y personalizada.
Nos preocupan las familia con escasos recursos. Los niños que participaban en programas de desayuno y almuerzo en el colegio, porque en casa no lo tenían.
Los enfermos por otras patologías, que no saben muy bien cómo serán atendidos ahora.
Y, por supuesto, nos preocupa la concienciación ciudadana para evitar nuevos contagios, y atender a los ya infectados.
Ahora es cuando tenemos que demostrar que Fuerteventura, más que una isla, es una familia.
Con precaución y con respeto estricto a todas las recomendaciones. Pero sobre todo con mucho cariño hacia los más necesitados.
Junto a la alarma inmediata, de ahora mismo, también encaramos la preocupación por los próximos meses.
Nadie tiene que venir a explicarnos lo que significa el sector turístico para la Isla.
Antes del turismo los majoreros teníamos que emigrar para sobrevivir. Con el turismo, la isla creció como nunca pensamos.
¿Qué pasará con tantas familias afectadas por el parón turístico?¿Cómo podrán afrontar estas próximas semanas o meses acosados por el desempleo y sus consecuencias? ¿Qué será de los autónomos, de los pequeños empresarios, de los profesionales que directa o indirectamente viven del turismo?
No creo que haya soluciones milagrosas. Pero sí un camino en el que, con el mismo ánimo constructivo que mencionaba antes, tenemos que avanzar.
Necesitamos planificar ya, desde que las autoridades sanitarias lo autoricen, la recuperación turística.
Debemos conseguir su calificación como sector estratégico, pero en clave social. Que las grandes cifras y las medidas no se queden en los informes numéricos. Sino que bajen a la realidad de las necesidades de las familias, para que la economía que genere acabe dinamizando a los otros sectores de actividad.
Nos recuperaremos, pero para lograrlo hay que recurrir a dos herramientas: trabajar unidos y priorizar el carácter social de las medidas que se adopten.
Nuestros mayores sabían mejor que nadie sobrevivir a las sequías y convivir con la pobreza que durante generaciones ha condicionado la vida de la sociedad majorera.
Lo conseguían trabajando unidos, porque en Fuerteventura, isla también significa familia.